por Elia Cárdenas, D.Min, Director asociado, Dominica laica

Hemos comenzado un Nuevo Año y el Jubileo de la Esperanza y creo que estamos viviendo momentos a nivel mundial donde la Esperanza es necesaria ahora más que nunca.
El Jubileo es un tiempo de gracia dentro de nuestra iglesia en el que estamos llamados a la oración y por medio de ella renovar nuestra fe en aquel que nos acompaña y se hace presente en lo sencillo, en lo cotidiano, en nuestras ocupaciones diarias. Es una invitación a reflexionar en nuestro interior en Dios que camina con nosotros y se hace presente cada día. También se nos invita a reflexionar en los demás, para que por medio de la reflexión hagamos nuestros corazones más sensibles al caminar con los que son diferentes o los que piensan distinto, a adaptarnos a sus pasos, al mismo tiempo que abrimos nuestro corazón a una escucha atenta en comunión con nuestro prójimo, que camina con nosotros. Se nos invita también a renovar nuestra fe y ser portadores de ella, a ser signos de esperanza para que por medio de nosotros Dios mismo se encuentre con quien más lo necesita en una cálida mirada o un silencioso y tierno abrazo.
Ser portadores de esperanza es alumbrar y compartir nuestra fe en nuestra vida diaria, en los pequeños detalles, con los jóvenes, en la familia, la congragación, la comunidad, y nuestro alrededor.
¿Aceptas el reto?
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