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Las amistades crean nuestro futuro


Katty Huanuco, CCVI

Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado – San Antonio


¿Cómo pueden nuestras amistades y relaciones llevarnos a construir juntas nuestro futuro como religiosas intercongregacionales e internacionales?

 

Las amistades son importantes en la vida pues nos proporcionan un apoyo esencial en las dimensiones espiritual y emocional. La amistad sirve como espacio seguro en el que podemos hablar abiertamente de diversos aspectos de nuestras vidas, en la búsqueda de orientación y discernimiento. Nuestras amistades están a nuestro lado en momentos de alegría, tristeza e incertidumbre, fomentando nuestro crecimiento en responsabilidad y comunión. Ofrecen valiosos comentarios y ánimos, y cultivan el respeto mutuo en cada encuentro. Participar en el evento de Liderazgo Colaborativo me permitió reconectar con muchas hermanas-amigas que conozco desde hace años, así como con las que he conocido recientemente a través de la misión aquí en St. Louis Missouri. Este evento nos proporcionó una plataforma para intercambiar nuestras perspectivas generacionales y debatir nuestros enfoques de la vida, la comunidad y el ministerio. Me uní al evento Hope-Esperanza en formato en línea; fue increíble ver reunidas a tantas mujeres de fe.


Las amistades y las relaciones, ya sea dentro de la vida religiosa o en círculos sociales más amplios, son aspectos innegociables a la hora de configurar tanto el presente como el futuro de la vida religiosa. Dentro de estas conexiones, compartimos experiencias, caminos de discernimiento y aspiraciones para el presente y el futuro. Las amistades sirven de catalizadores para el apoyo mutuo y la colaboración, trascendiendo las fronteras congregacionales e internacionales. Han conducido a la formación de redes intercongregacionales, a través de las cuales intercambiamos ideas y recursos, y han fomentado un sentido de solidaridad y propósito compartido que se extiende más allá de las fronteras de nuestras congregaciones individuales.

 

Estamos en un camino global como hermanas religiosas. Aprecio enormemente actos como Hope-Esperanza y me siento profundamente agradecida a todas las personas que trabajan incansablemente para ampliar estas oportunidades de intercambio y diálogo intercultural. Estas iniciativas amplían nuestras perspectivas y profundizan nuestra comprensión de los problemas globales a los que se enfrentan las comunidades religiosas y nuestro mundo. Durante estos eventos, encontramos tiempo para debatir retos comunes como, por ejemplo, ¿cómo invitar mejor a las jóvenes de hoy a esta vida religiosa que tanto amamos? ¿Cómo compartir mejor nuestra vida comunitaria multicultural e intergeneracional? ¿Qué más podríamos hacer juntas para que la justicia social sea una realidad para todos? …a la vez que celebramos nuestra diversidad, las diversas tradiciones y carismas presentes en nuestra Iglesia.


Las amistades y las relaciones no sólo enriquecen nuestra visión de futuro, sino que también nutren nuestra realidad presente. Estamos trascendiendo las fronteras institucionales y abrazando diversas experiencias y perspectivas dentro de la sororidad global. Estamos fortaleciendo no sólo nuestras vocaciones individuales, sino también contribuyendo al enriquecimiento de la comunidad eclesial en general. Hoy encarnamos el espíritu de comunión y solidaridad. ¡Gracias, por la esperanza que se me ha compartido!

 


 



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